viernes, 20 de febrero de 2015

CUESTIÓN DE TAMAÑO

Por motivos de maquetación, esta columna debía ser más pequeña. Al final, he podido recuperar el volumen original de la expresión de mis pensamientos en este semanal, pero eso me ha hecho pensar en el tamaño de las cosas. 

Muchos piensan que cuanto más, mejor; yo digo que ningún exceso es bueno y casi siempre es preferible una pequeña medida de todo, en lugar de muchísimo de una sola cosa. Los perfumes y esencias se venden en frascos pequeños (los venenos también); las cosas pequeñas se pueden doblar, plegar y acoplar para que quepan en cualquier bolso o bolsillo y llevarlas contigo siempre; las comidas en dosis suficientes y no saciantes ayudan a ingerir alimento a las horas convenidas y no a tener esa sensación de explosión interna para que la ansiedad gulosa nos consuma a las pocas horas.

Pero el mejor ejemplo es el de esas personas pequeñas o que parecen serlo. Esa gente humilde, sin grandísimas aspiraciones más allá de cuidar a su familia, tener un trabajo digno, hijos, adoptar una mascota, participar en actos solidarios por el simple placer de ayuda y gran lista de acciones que parecen minúsculas pero son mucho más grandes que lejanos e incomprensibles movimientos empresariales. Esos individuos pequeños, humildes, desapercibidos, anónimos... hacen grande a la raza humana.

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