lunes, 17 de mayo de 2010

LOCATIS



Locas están las personas que no quieras ver a Tina Fey y a Steve Carrell en una de sus mejores comedias.

Ciertamente, uno no espera menos de estos dos genios de la carcajada norteamericana, lo cual es un handicap más que una virtud, pero lejos de provocar los alaridos más propios de los exigentes frikis Noche loca es una de esas películas de las que te alegras de haber pagado.

Sin embargo, tampoco es lo que el espectador espera. Sobre todo el más exigente fan de SNL. Seguramente todo el mundo querrá ver la versión cinematográfica de este programa o de Rockefeller Plaza pero no se van a encontrar con eso, sino con algo mucho mejor. Más apto para cualquier tipo de público (nada de eso raro que algunos llaman "humor inteligente". Un saludo para el señor San José), pero igual de fresco, chispeante y sano.

Como extra, además de las risas aseguradas, nos encontramos a una Tina Fey encarnando de un modo sorprendente a nuestra vecina de al lado. O a nuestra amiga, nuestra compañera del trabajo o a nosotras mismas. Y a un Steve Carrel dándole la réplica perfecta. La identificación con el espectador y la empatía están aseguradas con estos dos mosntruos de la comedia que sin embargo aquí muestran otro lado de las risas. La cara que oculta que aquel que hace reír también es humano y se enfrenta a su día a día como otro mortal cualquiera. Tanto Fey como Carrel logran crear dos personajes que no son bufones de hora y media sino compañeros del ocupante de la butaca, son prácticamente personas reales, con problemas reales, que se ríen ante la adversidad del día a día pero que lo sufren y lo aguantan igual que el que se está comiendo las palomitas.

Un diez para la puesta de largo en la interpretación de Fey y Carrel. Risas aseguradas. Moraleja útil, también.

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