viernes, 13 de febrero de 2015

EL EXCEL DE LA VIDA

Creo que es una de las lecciones más duras y díficiles de aprender de la vida. El entender que hasta la gente que más te quiere y que más admiras, esas personas por las que darías la vida, aquellas de las que aprendiste el significado de la palabra confianza, no son perfectas. Y como indiviudos imperfectos, comenten errores, faltas que pueden llegar a decepcionarte y cambiar la visión que tienes de ellos. Ante estos golpetazos vitales caben dos posturas: podemos pontificar y tratar de convencer a alguien de algo, de convertirlo en la imagen que de él teníamos, camino duro y que generalmente lleva a una separación irremediable, o podemos aceptar a esa persona tal y como nos muestra su "yo" de ahora. Podemos convivir con esa nueva personalidad, que nos suena de algo pero no es la de siempre, o decidir que no es buena para uno mismo y alejarnos, quedando bien o mal, según se elija. Pero, cuando os den con uno de estos disgustos en la cara, recordad que existe una esencia. Sobre todo propia. Y esa no cambia. Tan solo se desorienta a veces y encontrarla es una de las tareas más placenteras del universo. Os lo recomiendo. Cuando os perdáis porque la vida se ha salido de vuestro Excel particular, dedicaos a conoceros a vosotros mismos. Seguro que os caeis mejor de lo que pensáis.

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