viernes, 18 de septiembre de 2015

CON LO FÁCIL QUE ES

Destino, futuro, porvenir, Dios... aquella parte de la vida que no conocemos recibe distintos nombres depediendo de muchísimos factores culturales, religiosos, educativos, etc. Pero lo que sí es común a todo ser humano, lo llame como lo llame, es el enorme deseo de conocer qué va a pasar en su vida. 

A unos les da por que les lean las cartas o la palma de las manos, otros creen ver el número de hijos que tendrán o el lugar donde contraerán matrimonio en los posos del café; unos meditan y otros rezan, pero todos ansian saber si sus vidas serán como la ven en sus mentes y como la ansía su alma. 

Esto es un mayúsculo error inscrito en el ADN humano; una metedura de pata tran grande como condicionar nuestra existencia a lo que ya no tiene remedio o a la incertidumbre de lo que aún no ha sucedido. 

Con lo fácil que es hacer caso a la RAE y vivir en el hoy definido como este día, el momento presente. 

Con lo fácil que es no complicarse la vida y, sin embargo, lo que nos gusta.

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