martes, 21 de abril de 2015

EXPLOSIÓN DE SERIES

La semana pasado ha sido toda una bomba en cuanto a producción televisiva se refiere. Comenzaré por la actual madre de las series, Juego de Tronos (JDT). De la quinta temporada se ha "filtrado" la friolera de cuatro episodios. Cerca de 200 minutos inéditos de esta obra de arte de la pequeña pantalla con los que hay quien ha preferido deleitarse a modo de maratón y hay quien quiere respetar el orden, el misterio y la emoción de la emisión original. Lo cual ha elevado la serie a la misma categoría que Lost. Es decir, todos empezamos viendo Juego de Tronos pero todos terminaremos viendo  Game of Thrones (GOT). Para no caer en los indeseables spoilers solo diré que el primer capítulo ha puesto toda la fuerza en sus personajes: poca acción pero diálogos muy interesantes que demuestran el talento de todos y cada uno de los actores. Tyrion y sus reflexiones sobre lo asquerosa que va a ser su vida, Jon y Mance dándose sus puntos de vista sobre el honor y el orgullo como dos camaradas más, Margaery Tyrell, su mirada cínica y su lengua manipuladora, etc. El final del episodio, como ya estamos acostumbrado, llega cuando menos te lo esperas, es distinto a todo lo que imaginabas (salvo que hayas leído los libros) y te deja el cuerpo con ganas de más y con el claro pensamiento de que a Jon Nieve no le va a ir nada bien esta temporada.

Respecto al segundo capítulo, cabe decir que tiene bastante más chica que el primero. Por un lado, hemos oído unas palabras que jamás pensados que fueran (ni por el momento serán) posibles: Jon Stark, Guardián de Invernalia. Bajad los dedos acusadores que no es un spoiler ni mucho menos. De momento, nuestro bastardo favorito se queda en el Muro en su ya resabida ignorancia (el momento en el que la mujer roja le recuerda que "You know nothing, Jon Snow" es épico) y hace bien porque se avecinan cosas gordas, aunque él tampoco lo va a tener fácil, por lo que parece. Por un lado, las pequeñas Starks parecen estar preparando su propia revolución. Arya planea convertirse en una sombra para vengar a toda su familia como siempre ha querido y Sansa (¡POR FIN!) está espabilando y cada día pareciéndose más a su madre, pese a ese extraño color de pelo. La que más me preocupa es Daenerys, al borde del abismo, sin control ni sobre sus dragones ni sobre su pueblo. Pero tranquila Dany; Tyrion está en camino. Por último, el segundo episodio de GOT nos ha dado una pildorita de ese maravilloso rodaje en España y hemos podido verlo algo de Dorne y sus personajes y serpientes. Poco pero prometedor.

En cuanto a las series españolas, tampoco ha sido una mala semana en absoluto. El pasado lunes
asistíamos a dos finales de temporada sumamente buenos. En orden de cadena, TVE nos ofrecía el último capítulo de El Ministerio de Tiempo, su serie revelación. Tras una temporada en la que un grupo de funcionarios ha conseguido mantener pegada al televisor a una media de más de un 10% de share, el último capítulo remató con un episodio que a los españoles amantes de la cultura (y a los que no, también) nos toca el alma. La Residencia de Estudiantes, Lorca y qué pasaría si alguien pudiera revelarle al poeta su oscuro final. Esa tremenda escena en la que Julián se despide del andaluz, en un duelo de miradas en el que casi parece oírse un susurro que le grita "Quédate en Nueva York" es y será, sin duda, una de las escenas que quedarán para la historia de nuestra televisión. En otro plano, Alonso de Entrerríos me parece uno de los mejores personajes cómicos pero con tremendos y profundos valores sobre el honor y la nobleza que ha dado nuestra televisión. Y no quiero cerrar esta reseña de MdT sin mencionar que una serie que consigue que hoy en día, con el nivel cultural de los institutos y los recortes en educación, sean trendic topic Lope de Vega o Velázquez, tiene un mérito tremendo y toda mi admiración.

Sin embargo, este emotivo y apasionante final de temporada se batió en duelo con otro no menos
impresionante. El final de la primera temporada de Bajo Sospecha, emitida en Antena 3, ha sido de esos que te mantienen todos y cada uno de los minutos que dura pegado al borde del asiento y mandando callar hasta a las moscas. Esta serie es un giro de guión infinito en el que cuando crees que los tiros van por otro lado, la trama pega un volantazo y te rompe los esquemas. Como único fallos destacables, creo que la falsa confesión de Emi con historia porno incluida sobra por todos lados y es relleno del malo, y las mejoras de postproducción casi se las podían haber ahorrado, ya que se notaban bastante las voces añadidas con calzador. Por lo demás, he de alabar tanto el guión de este capítulo como el de toda la temporada y una calidad técnica en cuanto a fotografía, iluminación y localizaciones magnífica. No obstante y como cada español al que le costó despegarse del asiento tras averiguar la identidad del asesino de Alicia y Nuria Vega, también tengo cosas que decir y, sobre todo, preguntas que hacer: ¿cómo lleva Nuria la diadema de Alicia al bosque? Con los padres y todo el pueblo en tensión por la desaparición de una menor, no sería fácil para otra escabullirse para dejar perder la diadema a modo de falsa pista en medio de una carretera aislada. Finalmente, ¿qué pasó con la cadena que Nuria llevaba cuando fue asesinada?, ¿quién se le puso a quién?, ¿serán estos los misterios de la segunda temporada?, ¿conseguirá Blanca Romero poner cara de algo y utilizar otro tono de voz? Quien sabe, en esta serie todo es posible.

Para que no echemos de menos tanto talento en cuanto a producción española, por fin se ha estrenado
la segunda temporada de Sin Identidad. Si en la primera se usaban de un modo magistral los flashbacks para llenar de detalles el cambio de personalidad  y de vida de la protagonista, en esta segundo vamos a ver una venganza dantesca en todo su esplendor. El talento de actores como Megan Montaner, Daniel Grao o Tito Valverde llenan la pantalla, acompañados de un guión que también engancha y mucho. 

Señores, a ver la tele se ha dicho.

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