viernes, 10 de julio de 2015

TODO PARA SARA

Tres amigos en una terraza. Hace tiempo que no se ven, pero el verano les ha vuelto a reunir. Una estampa más que típica de estas fechas en la capital zamorana. Hablan y hablan, de buenas y malas noticias, de política, de sus vidas... de todo un poco. Y entre ese todo y ese poco aparece Sara Gato, la niña a la que le ha tocado ser el único caso de síndrome de Sprengel en toda Europa. Los amigos comentan que esta dolencia congénita tiene que ver con una escápula alta. Esto significa que quien la padece presenta una asimetría a nivel de hombro y en la región escapular, lo cual afecta a los músculos que sujetan el cuello. 

Uno de los tres amigos, llevado por la impotencia del asunto, comenta: “Me paso el día pensando qué puedo hacer yo para ayudar”. Otro de los presentes declama: “Es que no es justo, es que por mucho que hagamos...” y el tercero, completa la frase: “Es que no tendríamos que hacer nada. Es un caso único en Europa, todos los representantes políticos del continente ya tendrían que tener una solución en sus cabezas”.

Y así, tres buenos amigos, debatían sobre lo injusta que ha llegado a ser la vida de una niña de 13 años, sobre lo que podían hacer (y harán) por ayudar a Sara y, especialmente, sobre lo que no harán los que sí pueden terminar con la incertidumbre de la familia Gato.

Decenas y decenas de huchas inundan los establecimientos de una Zamora que se vuelca con las causas solidarias. Sin embargo, los zamoranos ya no nos dormimos en los laureles ni nos sacamos las castañas del fuego pensando “es lo que hay”. Hemos aprendido a quejarnos de lo que es injusto y a luchar por lo que nos corresponde.
Ahora es el momento de Sara y de pedir que “los de arriba” le den lo que merece: una vida normal para una niña especial.

Recuerda que también puedes leer mi columna en El Día de Zamora

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